inteligencia fracasada

uenta Winston Churchill que nunca fue alumno distinguido en sus años de primaria y secundaria. Los “inteligentes” los “primeros de la clase” entre sus discípulos fueron individuos cuyos nombres permanecieron en la obscuridad del olvido.

Y el caso de Churchill no es, en manera alguna, único. Ni siquiera raro. Personalmente dice un psicólogo: he conocido decenas de casos semejantes.

La escuela puede equivocarse en la valoración de un individuo.

Pero la vida generalmente no se equivoca.

Para la escuela “el alumno inteligente” puede ser un muchacho de reacciones rápidas, o de muy fresca memoria mecánica, o de buena capacidad para resolver problemas teóricos; o un muchacho que encuentra interés en las materias escolares que los demás medios estudian a fuerzas.

Pero la vida, en cambio, un hombre inteligente es un hombre que sabe afrontar los problemas que las circunstancias le plantean a cada paso.

Si queremos ahora entender lo que es la inteligencia; si queremos una idea clara sobre la naturaleza del pensamiento, hemos de partir de este principio de sentido común: pensar es resolver problemas de vida.

Teóricos y prácticos, naturalmente, pero en primer lugar prácticos.

(Fonseca)